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EGREGORES Y SUS INFLUENCIAS EN EL PENSAMIENTO COLECTIVO

Por años, se ha intentado categorizar la sensación de pesadez u euforia que puede detectarse sin razón alguna en espacios físicos concurridos, tales como hogares, eventos festivos, entre otros. Para algunas personas, esto viene acompañado con la visualización de alguna extraña silueta que ronda aleatoriamente, lo cual genera mayor desconcierto para quien tiene la oportunidad de vivenciar un hecho de estas características.

 

Ahora bien, existe un concepto que excava en estos temas –basado en leyes del mentalismo- el cual tiene por nombre “egregor”. Esta palabra refiere a toda entidad psíquica creada bajo la conciencia humana colectiva y destaca por ser un cúmulo de pensamientos que tienen la capacidad de emanar influencias energéticas en un sitio determinado.

 

Por ello, esta carga es capaz de impactar en el plano sensitivo y/o emocional de cualquier ser humano. Llevando consigo energías físicas, mentales y espirituales que han sido originadas por dos o más personas, las cuales, en un momento dado, produjeron un alto nivel de sentimientos (ira, alegría, etcétera) hasta el punto de transferirse a esta nueva entidad autónoma.

 

Estos casos se ven frecuentemente reflejados en movimiento sociales, artísticos o deportivos dado que para crear un egregor se requiere que, en un punto en común, los/as individuos/as emitan una similar sintonía y además expelen emociones parecidas. De tal forma, los egregores pasan a ser energías acumulables que actúan desde y a través de ellas, generando así un tacto psíquico en el cuerpo humano.

 

Cabe señalar que esta concentración de vibraciones, pueden ser diferenciadas según la intencionalidad con que se originaron, pues cuando muchas personas sienten y proyectan un determinado pensamiento, dan paso a que ocurran dos alternativas:

Pensamientos negativos: Egregores de baja tonalidad y opacos, que afectan al/la pensador/a por medio de la emisión de una atmósfera sofocante. Si la persona se encuentre en el ambiente donde yace esta entidad, existe la posibilidad de ser propenso a expresiones antipáticas; así mismo también adquiere una fisionomía incomoda, con sensación desagradables en el cuerpo.


Pensamientos positivos: Aquí los egregores nutren el subconsciente con vibraciones saludables capaces de estimular al bienestar de la persona. Por ello, ofrecen sanidad y ánimo para el diario vivir. Esto puede verse ejemplificado en el placer que genera estar en conciertos, fiestas y encuentros de este estilo. 

 

Es así que se dice que un egregor cobra una imagen de conciencia colectiva según el propósito –bueno o malo- que le dio vida. Influencia no menor dado que su concentración vibratoria ha podido identificarse en eventualidades de gran riesgo tales como desastres naturales, guerras o discusiones en espacios públicos.

 

Como método preventivo, es recomendable meditar para así ser capaz de reconocer con mayor facilidad estos egregores, que, de ser positivos, favorecen a la posibilidad de alcanzar un idóneo equilibrio interno, estimulando así a la consciencia tanto personal como colectiva. A su vez, una buena limpieza energética siempre es necesario para este tipo de presencias, permitiendo mantener un espacio íntimo despejado y habilitado para recibir lo denominado como buena vibra.

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