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MANEJAR LOS SUEÑOS A VOLUNTAD: SER ONIRONAUTA

Mantener un estado de consciencia mientras se está dormido, es una capacidad que permite total movilidad en aquel plano, recibiendo el nombre de “sueño lúcido”. Donde se pueden percibir sensaciones similares al de un estado de vigilia –referido al lapso de tiempo que se permanece despierto en el día-, por lo que la experiencia llega a ser intensa, variando únicamente según el grado de autocontrol que se tenga desarrollado.

 

En vista que los sueños son de infinitas posibilidades, el viaje hacía ellos puede tornarse de gran descubrimiento si es que se logra utilizar una técnica de monitoreo adecuada. Es ahí que surge el concepto de “onironauta”, referido a toda persona que, por medio de los sueños lúcidos, puede acceder voluntariamente a otros escenarios oníricos.

 

Tomar consciencia de este estado interno requiere de reiterados ejercicios mentales para que así el cerebro vaya adoptando una rutina de asimilación entre la realidad y el sueño. Con ello, se forja un hábito que da acceso a sentir mayor relajación, permitiendo exprimir al máximo la creatividad del soñante y ayudándole a eliminar toda clase de pesadillas.

Consejos a tener en consideración

Se recomienda que, durante el día, la persona vaya preguntándose si lo que está viviendo es un sueño o no; con esta interrogante, la mente estará generando una asociación de su espacio- tiempo, proporcionando que la orientación se afine tanto en el día como en la noche.

 

Así mismo, existe un concepto conocido como ‘Incubación de sueño’, que refiere a la posibilidad de imaginar en donde se desea estar al momento de dormir. Con este ejercicio de visualización –el cual debe realizarse a los segundos de estar acostado-, facilitará el viaje hacía una situación o lugar en particular.

 

Riesgos a los que se expone

Dada la complejidad del mundo onírico, este tipo de práctica también conlleva la ocurrencia de adentrarse a una dimensión no tan explorada, posicionando a los propios sueños como un acceso hacía lo oculto, que yace rodeado de peligros como:

  • Debilitación física y mental: Si el/la onironauta no está suficientemente preparado/a, la calidad de descanso disminuye a causa de un agotamiento originado por la errónea realización de técnicas.   
  • Desorientación: Si la persona presenta dificultades para controlar sus sueños, puede ocurrir que la frontera entre la realidad y ficción no sea del todo asimilable, provocando desmayos en el transcurso del día.

El arte de lograr dirigir un sueño es atractivo, pero requiere una constante práctica para así desarrollar una serie de técnicas y habilidades con los cuales uno/a se sienta cómoda en su aplicación. Acostumbrarse al nerviosismo y/o agitación que ocasionan -en un inicio- los sueños lúcidos es esencial para así perder el miedo a experimentar las maravillas que nos pueden llegar a brindar.   

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