Con la llegada de la ciencia moderna, el sistema sensorial se ha ido clarificando desde exclusivamente cincos sentidos principales –vista, tacto, olfato, oído y gusto-, causando que toda aquella sensación ajena, e imperceptible desde estas bases, sean catalogadas como inválidas pues no tienen un sustento racional comprobable para la investigación científica.
A raíz de esta coartación sensitiva, la parapsicología, entendida como un campo de estudio que ahonda en fenómenos psíquicos y/o paranormales, ha desarrollado, por medio de un respaldo metapsicológico, las incidencias del funcionamiento perceptivo de las personas frente a su capacidad de captar y decodificar información desde lo comúnmente denominado “sexto sentido”.
Bajo esta línea, la utilización del concepto 'PSI' (abreviación inglesa referida a fenómenos místicos de la mente) se presenta como el término con el cual se abre la explicación a diversas anomalías, contemplando:
- Percepciones extrasensoriales (PES), las cuales abordan habilidades de clarividencia, precognición o telepatía.
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Manifestaciones violentas de energías, tipo poltergeits o fantasmas.
En definitiva, este campo investigativo se ha propuesto la tarea de indagar en lo inexplicable, hallando y promoviendo capacidades humanas que yacen sin ser desarrolladas plenamente. Por tal motivo, la parapsicología constituye un precedente acerca del cómo estas energías influyen en el funcionamiento interno y en la asimilación de sensaciones que surgen a raíz de la propia experiencia que se vivencia desde este plano sensorial.
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